Como sé que no volverás por el blog hasta que no acabes los exámenes, te escribo ahora ésta carta, confiando en que no la leas hasta después de Semana Santa.
Pero, es que este año voy a echarte de menos...
Sé que es ley de vida y de natural sevillanía, y supongo que yo hice lo mismo más o menos cuando tenía tu edad, pero ahora que se acerca el Domingo de Ramos es cuando empiezo a darme cuenta de que hay momentos que se están yendo para no volver.
Cuando este año, el Domingo o el Jueves salga de relevo y me acerque a verte, me dirás que no tienes sed, que no te hace falta nada. No tendré que sujetarte la cruz o el cirio mientras bebes un poco de agua, pues supongo que alguién te habrá calmado anteriormente la sed.
Tampoco tendrás que hacer aspavientos disimuladamente para que te reconozca entre el tramo de nazarenos, porque seguramente habrá habido ya una samaritana que te haya reconocido sin necesidad de señal alguna (es uno de los grandes misterios de nuestra ciudad, la increible facilidad con que una madre, mujer, novia o hermana nos conoce bajo una túnica).Este Lunes, serás tu quien cuente a alguien la historia de la rosa en un entierro que viene por San Andrés; y vivirás la plenitud de las primaveras (la de Sevilla y la tuya) entre los azahares del Barrio León. Y delante de Aquella que calma la sed (mi virgen imposible), mirarás de reojo entre la bulla, porque sabrás que probablemente yo esté por allí.
Si hijo, este año voy a echarte de menos...
Presumirás de sevillanía como hice yo, como hicimos todos, enseñándole esquinas semiocultas, calles desconocidas, bares increiblemente baratos y atajos que parecen que sólo existen en Semana Santa. El Martes quedarás como un rey cuando, a eso de las once de la noche, hayais visto todas casi sin mirar "el llamador" y te permitas el lujo de poder repetir. Será entonces, al enseñarle la Candelaria y contarle que ese nazareno tan pequeño siempre emocionó a tu padre cuando te darás cuenta de algo curioso.
Empezarás a darte cuenta de que tu también me echas de menos...
Y no es malo hijo, al contrario. Sabes que todos los Miércoles mientras nos perdemos por esa Sevilla que se fué que es la Lanzada echo en falta a tu abuelo; y a tu abuela cuando el gallo despierta a Sevilla para que vea al Señor por Cardenal Spínola. Lo que pasa es que tú vas a empezar a ejercer de maestro (maestro, qué palabra tan bonita ¿verdad?), empezarás a enseñar como se vive la vida en una semana y me das envidia. Yo ya lo hice con mamá, con tu hermana y contigo. Y ahora te toca a ti.
Te toca a ti enseñarle a ella esa esquina de Varflora que descubrimos cuando eras pequeño y donde siempre nos espera "tu" Carretería; y te toca enseñarle a cerrar los ojos en Castelar para escuchar cómo viene Montserrat. Algo más tarde ireis a su barrio, como fuí yo con mamá, y comprarás un pescaito mientras le cuentas la grandeza de esa cofradía trianera con no muchos nazarenos pero que es la Triana de verdad, la de antes, la de siempre, la del corral de Alfarería de tu madre. Y al final de ese día (que empezó el Jueves por la mañana), volverás a buscarme, porque sabrás que seguramente tu padre esté buscando a Dios entre la Cava de los Civiles, cerca de Chapina.
Este año voy a echarte de menos hijo, porque es mi semana grande, pero también la tuya. Como dijo el poeta, nuestra Semana Santa es la vida en una semana; y la tuya, tu vida, está ahora llegando a la Campana para pedir la venia. Y tienes que vivirla y disfrutarla.
Además, nos quedan los momentos que nunca hemos compartido con nadie. Esos momentos nuestros que ni tu madre conoce, ni tu "niña" conocerá, cuando a eso de las tres de la tarde del próximo Domingo de Ramos nos busquemos con la mirada entre ese mar azul y blanco o cuando el Jueves Santo antes de dejarte al cuidado de tu Virgen, nos demos un beso y me digas en el compás:
"Buena estación de penitencia, papá".
Que pases una muy, muy feliz Semana Santa. Un beso.
23 comentarios:
Calleferia, no hago más que llorar leyendo este post.
Mi hijo tiene ahora 14 meses y ya empecé al año pasado a enseñarle cositas de nuestra Semana Santa. Este año seguiré con el aprendizaje.
Espero que dentro de unos años sea capaz de escribirle una carta como la que tu has escrito. Será síntoma de que hemos hecho las cosas bien.
Un abrazo muy fuerte
Querido Jose Enrique:
Cuando uno lleva a su hijo con dos meses a un barrio, que sólo es tal cuando la Virgen del Refugio comienza a bajar esa interminable rampa, es que esta haciendo las cosas bien, muy bien.
Un fuerte abrazo.
De nuevo, sublime...
Me has echo recordar aquellos momentos de pequeño en los que se aprende a vivir estos siete dias de la mano de tu padre. Verdaderamente, es asi. Se necesita esa docencia para poder conocer rincones donde disfrutar del sueño que se va a cumplir en 10 días y cerca de San Julian venir...
un abrazo
Un abrazo
Una vez más has conseguido que mi corazón tiemble en un mar de taquicardias al borde del estallido. De nuevo has conseguido llenar de lágrimas mis ojos. Una vez más nos has abierto tu corazón, tus sentimientos, y lo has plasmado con la belleza que solo tú sabes hacer. Enhorabuena querido amigo, te doy mis más sinceras felicitaciones, porque te puedo asegurar que tu hijo está orgulloso de su padre (pongo la mano en el fuego y no me quemo).
Un fuerte abrazo.
P.D. Debo utilizar de nuevo el argot futbolístico para decirte que eres un auténtico crack.
He vivido eso que, dices va a vivir tu hijo y es verdaderamente hermoso, pero a buen seguro debe serlo mucho más descubrir lo que más a amamos a aquel, que por ser sangre de nuestra sangre, es lo que más amamos.
Qué bien escribes...
No, si es que eres mu ........
Algunos no tenemos hijos, pero hemos visto como se hacía un tiarron ese niño con el que esperabas a la Vera Cruz en la Plaza del Salvador. Ese que hoy ya es uno más entre nosotros y comparte complicidades y bromas. Gracias por regalarme un sentimiento que espero pronto me regale una mujer con nombre de flor.
1 BESO. DORAIMON.
Calleferia, esta carta es tremenda: emocionante y profunda. Yo comparto muy pocas cosas con mi padre, muy pocos recuerdos también, y me sobrecoge siquiera imaginarme que algún día pudiera decirme algo tan hermoso, tan contudente y a la vez tan medido. Estoy seguro de que eres afortunado por tu hijo, pero más él por tenerte a ti y haber descubierto la vida (y la Semana Santa) de tu mano.
Muchos hijos llevarían a tu escuela a sus padres, porque serías un "Gran Maestro".
Un abrazo
Que hermosura de carta.
Yo lo único que hago es sembrar, espero recoger, pero recoger lo que tú ahora disfrutas.
Enhorabuena, por saber hacer comprender que significa vivir en Sevilla y sentir la ciudad.
Tus hijos serán como tú.
De mis dos hijos, uno, el pequeño, de 6 años, que me acompaña siempre y le tira esto más que al otro, me hace la mujer más feliz del mundo cada vez que me dice:
-"mamá, cuando sea grande voy a salir de costalero en la Amargura"
y yo le doy catorce besos....
Enhorabuena amigo, recuerdas esa carta sublime del Maestro del barriolarená.
Releyendo la carta veo que me asalta una duda: espero que mi hijo no piense que es un reproche por irse en Semana Santa con su niña en vez de conmigo, o ¿si lo es?.
Por cierto Doraimon, tu comentario me ha dejado un poco "tocao"; hasta ahora no habia visto tan claro tu vocación paternal...aunque la intuíamos todos.
Estimado calleferia:
Si algun día tuviese un hijo, me gustaria saber escribirle como tu haces, me gustaria saber mostrarle mis sentimientos como tu se los enseñas.
Un fuerte abrazo
No soy padre pero sí soy hijo, y debo decirte que me ha extremecido esta epistola tan sentida y sincera. Tu hijo tiene suerte de tenerte como padre, eso intuyo.
Pero si hay algo que me ha erizado los pelos es esa capa con el escudo dominico colgada de la puerta. Es como ver mi casa. Mira que disfruto saliendo tan cerca de Ella, pero na hay nada que se compare con vestir con orgullo esa túnica tan elegante, que, a pesar de no sacarla desde hace 2 años es el blasón de mis días.
No creo que ningún comentario sobre esta entrada que yo hiciera, estaría a la altura de tan bellos sentimientos hecho palabras.
Por cierto a mi lo de Doraimon no me sorprende, espero que el regalo que anhela llegue pronto.
Lo firma el perezoso con un nudo en la garganta.
Querido Calle Feria:
Aunque siempre he sido para la escritura más "Quevediano" que "Gongoríno";más de prosa que de verso;más de conferencias que de pregones y nuestros gustos cofrades siempre han distado sobremanera (salvo lo de Montserrat por Castelar y aquello del Señor por Cardenal Espínola).He de reconocer que me ha encantado el artículo que has escrito. Sobre todo lo de ver siempre al Señor por esa calle tan bonita e íntima,última calle antes de aparecer por su plaza. En esa calle me enseñó la abuela de ese "niño" a verlo...hasta que yo empezé a acompañarlo todas las madrugadas.
Post Scriptum:
El artículo es precioso,inefable... pero sólo le veo un pero.Parece que los abuelos de ese "niño" ya no estuvieran entre nosotros y gracias al que vive en San Lorenzo y duerme en la Universidad lo siguen estando y espero que por muchos años.Tantos como tú eres hermano del que todo lo puede.
Ego Fecci Ruán Negro.Anno Domine MMVII.
A eso quería yo llegar, amigo Ego Fecci Ruán Negro. Debido a la diferencia generacional, escasa en mi caso con mi progenitor, mucho de lo ya descrito se lo debo yo a mis Abuelos, y si lo escribo con mayúscula nadie me protestará, y a mis tios, y a todos aquellos que bregaron (que bonita palabra sacada del argot taurino) con nosotros mientras nuestros progenitores estaban bajo una trabajadera u ocultaban su cara bajo un antifaz.
Por otra parte mi experiencia es similar a la que describimos pero con matices generacionales, tan sólo me llevo 19 años con mi Padre (Abba!! no te rias Calleferia), y tuve que aprender a meter una cervecita fresquita en carrera oficial (hecho insólito hoy día?), a quedarme con las vueltas de los costaleros que me daban dinero para tenerme como su aguador personal (siempre negocio), a estudiarme los relevos de mi padre para saber cuando salia y pasar un rato con él enterandome de primera mano por qué un costero flaqueaba o la caña que da la Avenida en el Derecho (por eso mi padre siempre regala los relevos,¿a que no lo sabiaís?).
Luego los años me metieron debajo y aprendí primero, ninguneé después (todos somos los más fuertes con 20 años) y admiré finalmente al hombre que me enseñó todo lo que se de los pasos, y lo que me queda por aprender (no es normal en mi este tipo de humildad). Yo, por la edad que tengo no podré darme esa satisfacción con mis hijos, la diferencia de edad ya superaría la treintena y sería muy complicado, pero como decía un anuncio: Puedo confesar que lo he vivido, y lo he vivido junto a él, Abba!!
Por otra parte, el comentario de DOREIMON (a ver si aprendemos a escribirlo de una vez!!) me deja patidifuso como al amigo Perezoso, pero tranquilo Dori, tu también lo vivirás como Calleferia, y sabrás hacer de él/ella un buen Sevillano (y Sevillista espero), y que no se te olvide enseñarle tu mayor virtud, la conservación del billete de 5€ en cartera permanente, con el mismo número de serie y todo.
Bromas a un lado, y refexionando al terminar mi comentario sólo puedo decir una cosa: NOS HACEMOS VIEJOS COMPAÑEROS.
Un Abrazo.
Ibrahim
Para Moris:
Querido amigo, siempre he dicho que lo único malo de salir de costalero, es no ver al acostarte tu túnica colgada en el cuarto.
Un saludo
Me gustaría que los progenitores de los ilustres letrados que suelen aparecer por este blog (que también es el suyo), leyeran lo que sus hijos escriben sobre ellos.
Cuando empecé a escribir en el blog, no pude nunca imaginarme que además de hacer públicos mis sentimientos, mostrárais los vuestros tan abiertamente. A los que no conozco, gracias por confiar en este blog para hacerlo. A los que conozco, me da la impresión que decimos aquí cosas que jamás nos dijimos.
Un abrazo muy fuerte a todos.
Amigo, te lo adelante ayer.
Ya puedes ver y opinar.
nefernefer.
Doraimon. 1 BESO.
entrañable amigo, muy entrañable, algunos no tenemos el recuerdo de ese padre contandonos anecdotas de esta nuestra semana mayor, ni aclarandonos esas dudas y preguntas, pero al menos hemos encontrado amigos en los que apoyarnos, te buscaré este jueves santo, ademas de desearte buena estación para que me hagas la ropa. Un abrazo, un calvo mas
Creí que nunca podría hablarle así a mi hijo, hasta que un Domingo de Pasión, mi hijo me confesó que jamás escucharía un pregón como el mío. Dichosa la rama que al tronco sale. Un abrazo para tí como la calle feria de grande.
Querido calvo:
Pero si podrás contárselo tu a tus hijos, e incluso algún día ellos te hablarán a ti como ahora le hablan al amigo ojival.
Un abrazo.
"Presumirás de sevillanía como hice yo, como hicimos todos, enseñándole esquinas semiocultas, calles desconocidas, bares increiblemente baratos y atajos que parecen que sólo existen en Semana Santa"
Una realidad que he vivido, el sevillano sabe hacer amar la ciudad al foráneo. y es que.. como dice Romero Murube "El sevillano siempre está contento de su ciudad. Ésta parece que rebasa con sus riquezas y materiales todas las posibles aspiraciones de su grey fervorosa. No hay horizontes ni medidas que la ciudad no los contenga en sí. Y de ahí ese aislamiento del mundo entorno, ese egocentrismo espiritual que coloca a la capital de Andalucía como una ciudad fuera del planeta. En Sevilla no se vive más que en Sevilla y para Sevilla. Se vive hacia dentro, no hacia fuera. Se ahonda el espíritu y nunca se desparraman los sentidos. Porque en Sevilla hay un al ma en las calles y en las plazas. hay rincones de los jardines y los barrios, donde siempre parece que nos espera alguien que nos ama."
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