martes, 11 de septiembre de 2007

GRACIAS POR DESPEDIRTE

El día había amanecido triste, nublado y con lluvia intermitente. A medida que avanzaban las horas, las precipitaciones iban cesando, aunque las nubes seguían siendo una barrera infranqueable para el astro rey.

A pesar de ello decidimos ir; subir al Obersalzberg era un sueño, una ilusión que siempre tuve. La imponente montaña que nace en Berchtesgaden me llamaba y daba a entender que si no subíamos pronto, nunca podríamos hacerlo ya que las previsiones meteorológicas para los próximos días no eran nada optimistas.

La subida en autobús fue rápida, fácil y preciosa; la bajada andando entre nubes y abetos, lenta, difícil y maravillosa. La altura, la niebla, la poca luz y el calzado inadecuado, hacían que cada paso fuera un martirio para riñones y gemelos y una bendición para la vista.

Llevábamos aproximadamente una hora de descenso cuando decidimos pararnos a descansar, y mientras sentados reponíamos fuerzas, apareció el sol. Fué un rayo, un único y débil rayo que no duró más de dos o tres minutos, el tiempo justo de poder hacerle una foto.

Mientras preparaba la cámara, pí-pí-pí, pí-pí-pí.....pí-pí-pí; un ruido desagradable en aquella paz de la montaña. Tenía un mensaje en el móvil...
...Al terminar de leerlo, el sol había desaparecido; quedaban el recuerdo en la cámara y las lágrimas en los ojos.

Esta foto la guardaré cómo oro en paño junto a aquella entrada del 27 de Abril . Y nunca olvidaré que en medio de tu prisa por llegar a ver a tu abuelo, te paraste un minuto, un sólo minuto, para despedirte de dos palanganas que estaban lejos, muy lejos de Sevilla...

Gracias eterno 27. Descansa en paz Antonio.